No hay nada más terapéutico durante una semana caótica llena de mocos pegados en tu blusa, olor a popó por toda la casa después de cambiar como 10 pañales que darte una pausa y dedicarle aunque sea por una hora al típico cafecito con las amigas.
Porque no importa el esfuerzo tan grande que hagamos con nuestros hijos, si tienes uno o tienes tres, cuando les dedicas tiempo, les ayudas a las tareas y la haces de chofer llevándolos a sus actividades llega un momento en el que tu yo interior te pide que pienses en tí misma, te pide hablar frases completas e ininterrumpidas por gritos y jaloneos, y que mejor que un café para darte un respiro, una pausa a la vida tan ajetreada que llevamos por dedicarle tiempo de calidad a todo y a todos menos a nosotras mismas...
Esa terapia que te dan las amigas no se puede pagar con nada, además de que te ahorras el psicólogo al no volverte loca entre las canciones de los cantajuegos y tu gran esfuerzo por ser esa "mamá ejemplo" de los comerciales y no perder el control en los momentos incontrolables.
Permitirse el cafecito es pensar en ti, porque el ser mamá y trabajar no te impide dejar de disfrutar tu vida de antes, claro ahora tienes obligaciones y muchas responsabilidades, pero piensa que es un tiempo bien invertido, tiempo valioso de calidad, con sonrisas, con preguntas y temores, intercambiando ideas y pensamientos, conociendo lugares nuevos, simplemente disfrutando al preocuparte por alguien más y sintiendo que alguien más esta pasando o viviendo algo parecido a ti.
Una vez que llegan los hijos a nuestra vida se convierten en nuestra prioridad numero uno, cosa que es lógica, pero debemos encontrar el equilibrio entre amarlos e idolatrarlos o cuidarles las sombras, también Papá puede vestirlos y darles de comer cuando nosotras decidamos salir por un par de horas. Hay que permitirles también a ellos tener experiencias y convivir con otras personas a parte de mamá.
Además aunque las necesidades y las afinidades cambien siempre es bueno procurar a las amistades, pues ellas nos conocen y nos pueden alentar o impulsar en nuestro andar. Nos pueden escuchar y dar consejos necesarios o simplemente animarnos.
Y tal vez tengamos semanas pesadas y saturadas en las que no podamos ver a nadie más salvo en el Súper de pasada pero date cinco minutos para preguntarle al otro y demostrarle que te importa y que a pesar de tu situación temporal y de tu vida tan ajetreada por tener niños pequeños piensas en esa persona. Verás como te sentirás muy bien y estarás orgullosa de no haber dejado pasar la oportunidad de saludar a esa persona tranquilamente tan solo porque en casa te espera una pila de trastes sucios y/o la colada.
En semanas así, esos cinco minutos para tomarme relajadamente mi taza calientita de café, son sagrados, es como la recompensa a estar corriendo de arriba a abajo todo el día, el "highlight" de la tarde... darse un respiro para poder seguir con los pendientes de la vida diaria y así seguir con animo cambiando pañales y recibiendo con buen humor lo que sea que venga.
¿Tú? ¿Te permites ese lujo de tomarte un café con tus amigas? Educar a tus hijos es exhaustivo, ¿Cómo haces tú para relajarte y tomar fuerzas para seguir criando?.
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